lunes, 16 de abril de 2012

QUE NO CAIGA TU LIDERAZGO

El liderazgo cristiano eficaz está sustentado por la rendición. Si un líder cristiano deja de rendirse a Dios, ya no es un líder cristiano. Es así de sencillo. Cuando un líder llega al punto en que confía más en sus habilidades, destrezas o experiencias para ejecutar las tareas de Dios, se ha apartado de la bendición y del poder de Dios que le capacita para tal fin.

Los líderes caen cuando dejan de seguir”, te invito a pensar en estas palabras. Cuando un líder aparta su enfoque de seguir a Cristo y depender de Él, y le parece más bien debe avanzar su propia visión, sus propias ideas y su propia misión, entonces ha dejado de ser el líder de Dios. Sinceramente, seguir a esta persona es peligroso.
El poder y la influencia pueden cambiar a las personas, y no siempre para bien. Cuando uno es consciente de sus limitaciones y muy pocas personas le prestan atención, no le resulta difícil procurar y mantener una vida rendida.

Quiero compartir contigo la historia de alguien que me recuerda un poco esto, la historia del rey Uzías.
A mi me parece que la ruina del rey Uzías es una de las historias más trágicas en la Biblia.
2 Cronicas 26:3 vemos que Uzías tenía apenas 16 años cuando se convirtío en rey y que reino más de cincuenta y dos años.
Dios usó grandemente a Uzías en la mayor parte de su mandato como rey por una sencilla razón: buscó al Señor. 2 Cronicas 26:4-5 “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios: y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó”.
Uzías levantó un poderoso ejército y destrozó a sus enemigos. También tuvo una gran fortuna. Era respetado, honrado y seguido. La fuente de sus logros se revela en esta frase singular del ver 15 “su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso”.
¿Quien le ayudo? ¿acaso fue su familia? ¿O sus soldados? ¿que decir de su intelecto y sus estrategias? No, Dios hizo de él lo que fue y le dio todo lo que tuvo.
Pero ahí, en la cumbre de su éxito, fue donde todo se derrumbo. Uzías hizo algo trágicamente necio e insensato. 2 Cronicas 26:16 nos describe el momento “Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehova su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar de incienso”.
Ante los ojos de Dios, llegó un punto crítico en el que dejó caer la gota que colmo el vaso. Uzías se paso de la raya. ¿cual fue el problema?

1. Uzías dejo de buscar a Dios cuando se hizo fuerte: Dios quiere siempre que recordemos que es Él quien nos lleva cada paso del camino. Si no rindo mis logros y éxitos a Dios como un acto de adoración y gratitud, empiezo a suponer neciamente que todos los resultados se deben a mis habilidades como persona.
2. Uzías dejo de buscar a Dios, y ya no le rindió más su corazón ni sus éxitos, reconociendo que todo viene de Él y es para Él: Sus logros se le subieron a la cabeza y perdió la perspectiva. Por supuesto, la humildad no es natural, es intencional. Es una decisión, una elección voluntaria.
3. Uzías en su orgullo se propasó de las funciones que Dios le había llamado a ejercer: Uzías fue llamado a ser rey, pero no a ser sacerdote. Algunos piensan que por tener éxito, tienen el derecho a hacer lo que quieran. Y Uzías entro al templo y quemo incienso, sabiendo bien que eso era dominio único del sacerdote. En 2 Cronicas 26:16-21 nos cuenta lo que paso después, incluso después que Azarías y ochenta sacerdotes más le rogaron y le advirtieron a Uzías que no lo haga.

Como resultado, Dios mismo se encargo de Uzías. Cuando el rey se enfureció contra los sacerdotes, le empezó a brotar la lepra (ver 19). En el Antiguo Testamento, la lepra representaba la máxima condición de impureza e inmundicia. Los leprosos no podían ser tocados y vivían en separación permanente del resto de la población. Nadie estaba dispuesto a acercarse a un leproso.
Uzías quedó con lepra el resto de su vida, (ver 21) “y habíto leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluído de la casa de Jehova”.
Fue como si Dios le dijo: “Porque me dejaste de buscar y rendirte a mi, ahora los demás ni siquiera se te acercarán”. Dios le quitó a Uzías lo que Él mismo le había dado en un comienzo: prestigio, popularidad e influencia.

Jamás olvidemos que es Dios quien obra por medio nuestro, y que nuestros logros no son afirmación de nuestro prestigio sino de la gracia, el poder y la gloria del Dios Todopoderoso.
La única manera de mantener esta perspectiva, es rendirle asidua y gozosamente a Dios todo lo que somos.

Nunca te olvides... Los líderes caen cuando dejan de seguir.

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