Creo
que nuestros grupos de jóvenes debieran tener algunas
características:
- Comprometido
- Consagrado
- Dispuesto
- Inspirador
- Visionario
¡Y
con Propósito!
Si
vamos a trabajar con jóvenes, debemos empezar a creer en la
importancia de nuestro trabajo, tener la convicción que la
juventud tiene una misión que cumplir, una tarea que realizar.
Creo
que lo que hacemos está condicionado por lo que pensamos.
Debemos darle la justa importancia que tiene nuestro trabajo con los
jóvenes.
Dios
está interesado en capacitar a los jóvenes de este
tiempo, en impulsarlos a ser protagonistas de la hora que nos toca
vivir.
Pablo
le escribe al joven ministro Timoteo, en 1° Timoteo 4:12 -
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.”
Jóvenes
con Propósito y Destino
Debemos
sembrar en nuestros jóvenes un profundo sentido de propósito
y de destino en sus vidas. Quisiera desarrollar estos dos conceptos:
1.-
Propósito
La
Real Academia Española, define “propósito” como
“ánimo, intención, designio, objetivo, mirar hacia el
logro de un determinado fin.”
Podemos
definirlo como: “el hecho de pensar en realizar una cosa”; o
como: “objetivo, finalidad.”
Debemos
tener en claro un propósito a la hora de desarrollar una
actividad.
Sería
imposible llegar a un objetivo si primero no lo trazamos.
Creo
que Dios le ha dado un propósito sublime a esta generación
de jóvenes cristianos y es “Afectar la generación que
nos toca vivir.”
El
libro de los Hechos 13:36 nos señala que: “David después
de servir a su propia generación conforme al propósito
de Dios, murió”.
Creo
con todo mi corazón, que debemos levantarnos como el recurso
de Dios en la tierra para bendecir nuestras naciones.
Jesús
tenía propósito. En San Lucas 2:49, Jesús dice:
“...en los negocios de mi Padre me es necesario estar.”
De
esta declaración podemos extraer tres enseñanzas:
Jesús
sabía que no era huérfano. Nosotros podemos declarar
con fervor y convicción que no estamos solos, tenemos Padre.
Un Padre bueno que nos ama y desea lo mejor para nosotros.
Jesús
tenía un propósito: estar en los negocios de Su Padre.
Había una razón por la que Él estaba en la
tierra. Y también hay una razón por la que estamos
aquí: Dios nos ha llamado a afectar nuestra generación.
Jesús
se ocupó de lo necesario. Nosotros también, debemos
aprender a ocuparnos de las cosas que nos llevan a cumplir el
propósito de Dios en nuestras vidas.
No
te distraigas en las malas cosas, ni aún en las aparentes
“buenas cosas”, que te hacen perder el propósito de Dios
en tu vida.
La
Biblia nos habla con claridad sobre nuestro propósito, en
Romanos 8:19 dice: "el mundo clama por la manifestación
de los hijos de Dios.”
Cada
grupo de jóvenes debe manifestar la gloria de Dios en su
barrio, en su zona de influencia, ejercer una acción ,
impactar en el lugar donde Dios les ha puesto.
2.-
Destino
Este
es el otro concepto importante para sembrar en nuestros jóvenes.
En este caso la Real Academia Española define como “destino”
al “encadenamiento de sucesos considerados como necesarios para
lograr algo o llegar a un lugar”. Es también “el lugar en
que ha de servir una persona” y se refiere específicamente a
la ocupación o empleo.
Podemos
decir que es “ el lugar adonde se dirige una persona .”
Nunca
llegarás a un lugar si primero no defines adonde deseas ir.
Debemos
transmitir a los jóvenes, que en Dios tienen un destino de
gloria.
El
ejemplo del joven José , según el libro de Génesis
en el capitulo 41, es sumamente inspirador. El sabía que tenía
un destino de gloria sobre su vida, por eso se mantuvo firme a pesar
de las circunstancias que le tocó vivir.
Cuando
era muy joven Dios le dio dos sueños (Gén.37:7-10) y
José entendió que Dios lo llamaba para algo grande. En
aquel momento era el menor de la familia, pero en el futuro le
aguardaba un lugar de honra y prestigio.
Entendió
que todo lo sucedido: la envidia de sus hermanos, cuando quisieron
matarlo, cuando estuvo dentro de la cisterna, cuando lo vendieron sus
mismos hermanos, los sucesos que debió vivir con la caravana
de esclavos, o bien en el palacio frente a la mujer de Potifar, en la
cárcel cuando interpretaba los sueños del panadero y el
copero, y finalmente con el mismo Faraón; todos eran hechos
que tenían que ver con su Propósito, pero él se
mantuvo firme porque sabía que había un destino de
gloria sobre su vida y no estaba dispuesto a echarlo a perder.
Sueño
y presencia de Dios, sostendrán tu vida bajo cualquier
circunstancia.
Cuando
tú siembras en tus jóvenes un destino de gloria, cuando
les hablas de lo maravilloso que Dios ha reservado para cada uno,
cuando proclamas que a los que “hacen Su voluntad” les espera un
final dichoso, la propuesta se hace más que atrayente y
difícilmente esto no anime, motive e inspire a tus jóvenes.
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