lunes, 21 de enero de 2013

TODAVIA ESTE ANHO

Lucas 13:8

El viñador intercesor suplicó por la higuera estéril: "Déjala todavía este año," pidiendo la fecha de un año, por decirlo así, a partir del momento en que habló. Los árboles y las plantas que dan fruto tienen una medida natural para sus vidas: evidentemente un año había transcurrido cuando llegó el tiempo de buscar fruto en la higuera, y otro año comenzaba cuando el viñador comenzó de nuevo su obra de cavar y podar.

Los hombres son seres tan estériles, que su producción de frutos no marca períodos ciertos, y se hace necesario establecer para ellos divisiones artificiales de tiempo; no parece que hubiera un período definido para la cosecha o la vendimia espirituales, o si lo hubiera, las gavillas y los racimos no llegan en su estación, y, por esto, nos tenemos que decir los unos a los otros: "este será el comienzo de un nuevo año." 

I. El comienzo de un nuevo año SUGIERE UNA MIRADA RETROSPECTIVA. Demos esa mirada resuelta y honestamente. "Todavía este año": entonces hubo años anteriores de gracia. El viñador no estaba consciente por primera vez de la falla de la higuera, ni tampoco el dueño de la higuera había venido por primera vez buscando higos en vano.

Dios, que nos da "todavía este año", nos ha dado otros años previamente; Su paciente misericordia no es una novedad. Su paciencia ya ha sido puesta a prueba por nuestras provocaciones. Primero vinieron nuestros años juveniles, cuando incluso un pequeño fruto para Dios es peculiarmente agradable para Él. ¿Cómo los pasamos? ¿Se acumuló toda nuestra fuerza en la corteza silvestre y en la rama echada a perder? Si es así, bien podemos deplorar ese vigor desperdiciado, esa vida malgastada, ese pecado asombrosamente multiplicado. Quien nos vio usar indebidamente aquellos meses de oro de la juventud, nos proporciona "todavía este año", y hemos de entrar en él con un santo celo, para que la fuerza y el ardor que nos hubieren quedado no corran los mismos caminos de despilfarro como en los años anteriores. 

III. Nuestras últimas palabras débiles han de recordarles que la expresión "todavía este año", IMPLICA UN LÍMITE. El viñador no solicitó una suspensión de la sentencia mayor a un año. Si labor de cavar y de abonar no demostrara entonces ser exitosa, no intercedería más, y el árbol debería caer. 

Incluso cuando Jesús es el intercesor, la solicitud de misericordia tiene sus límites y sus tiempos. No es para siempre que seremos dejados solos, y que se nos permita inutilizar la tierra; si no nos arrepentimos, debemos perecer; si no queremos ser beneficiados por el azadón, debemos caer por el golpe del hacha.

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